jueves, 30 de mayo de 2013

Cómo conseguir tus sueños sin dormir


Como dice en la imagen: "No dejes a tus sueños como sueños". Me acuerdo aquellos días cuando era un niño. Siempre veía a mis amigos diciendo lo que querían ser: bomberos, policías, doctores, científicos, detectives. Entre niños entendíamos nuestras locuras y nos poníamos a imaginar ser lo que para nosotros significaba más que algo infantil. Para mi, significaba un sueño, significaba mi vida. Desde siempre me gustó el teatro y el cine. Me acuerdo que, cuando mis papás no estaban, agarraba el micrófono, imitaba al presentador de los premios del cine y me autopremiaba. Definitivamente a algunos les parecerá tonto, pero a esa edad es cuando más debes ser tu para  perseguir lo que quieres.

En ese entonces yo salía en cuanta obra podía. Me ilusionaba con llegar a un escenario de verdad, tal vez frente a una cámara demostrando mi talento. Tuve la suerte de ir a un colegio donde ,para cada día festivo, se alquilaba un teatro inmenso y se hacían las presentaciones. Salía en varias obas, a veces como narrador, protagonista. A veces en inglés. A veces muriendo entre risas. Me encantaba.

Tuve que salir de ese colegio, porque era demasiado pequeño. Hasta ese entonces para mí significaba una pérdida, hasta que conocí también el mundo del cine y me enamoré por completo del mundo de la actuación.

Mi sueño ahora es estudiar Artes Escénicas y Comunicaciones para conseguir mi sueño. Muchos me dicen que jamás lo lograré, que no tendré un espacio para trabajar. En esos momentos solo recuerdo lo que siempre me dice mi padre cuando le hablo sobre la universidad: " Sé lo que quieras ser y yo siempre te apoyaré. Así seas un barrendero ó un limpiatechos, sé el mejor de todos y con eso estaré orgulloso."

Algún día levantarás ese premio, algún día te verás en la tele, algún día construirás esa casa, algún día obtendrás eso que anhelas. Este puede ser mi ejemplo, como puede ser el tuyo. Sea cual sea, lo que importa es cumplirlos y no despertarnos nunca.


Ojos de Búho a los 9 años interpretando al Gigante Egoísta.

sábado, 25 de mayo de 2013

Mi inspiración a ser lo que soy

 
Yo tenía a mi persona favorita en este mundo. Se llamaba Clelia Guerra, de cariño le decía Mamita Clelia. Mamita siempre se preocupaba por mí. Nunca me faltaba nada cuando estaba a su lado. Me compraba los caramelos que mamá no me dejaba comer, me protegía cuando mi mamá venía alistando su correa y tirándola para todos lados, me compraba libros. Era profesora. Aprendí a leer a los 3 y 4 años gracias a ella. Casi nadie aprende a esa edad y para ella era un reto tremendo. Se desvelaba contándome historias, peinándome, haciéndome ver al mundo de un manera diferente. Ella es la inspiración a ser lo que soy. Siempre le escribía cuentos, cartas. Algunas veces le cantaba canciones que yo mismo hacía. Disfrute escribiendo, porque todo era para ella. Todo iba muy bien, hasta que llego el día que me tuvo que contar una historia muy triste: la llegada de la despedida. Ella falleció de cáncer cuando yo todavía era pequeño, tendría unos 8 ó 9 años. Antes de que pasará se cansaba mucho, y ya no podía contarme historias. Yo leía para ella, hasta que no pudo oírme más. Cuando dejé de verla preguntaba donde estaba y todos me respondían: "Está de viaje". Yo no dudaba de eso, hasta que pude saber lo que realmente había pasado. Recuerdo la última historia que me contó y el último libro que sostuvo frente a mí. Ella era todo para mi, hasta ahora es, mi persona favorita de este mundo. Y ,como dice en el libro que ella me leía: "No te olvides de mí".
 
Ojos de Búho y Mamita después de haber bailado Axe Bahía


Ojos de búho y Mamita

jueves, 23 de mayo de 2013

Una cápsula del tiempo

Me acuerdo de mi infancia perfectamente. Lograba hacer todo lo que podía, y no me importaba nada más que mi felicidad. No me importaba como iba vestido, ni lo que hacía (a veces si), la opinión de las personas sobre mí nunca las escuchaba. Lo que a mi me importaba en ese entonces era ser feliz y tener una caja de colores siempre a la mano. De seguro  la mayoría se acuerda de su infancia como un proceso largo, donde cada uno tenía sus ocurrencias. Yo también tengo las mías. Les contare una, a ver si se animan a ver que sucede conmigo:

Yo tendría unos 5 o 6 años. Vivía en la misma casa en la que estoy ahora, en el Callao. Vivía con mi mamá, mi abuelita y mi papá (mi hermano en ese entonces no nacía). Mi mmá estaba más en casa que ahora, ella se encargaba de lavar la ropa siempre. Yo, cumplía como niño y la dejaba toda mugrienta. Ella siempre lavaba, hasta que un día se canso de tanta ropa cochina mía y me dijo :"No me vuelvas a ensuciar la ropa o sino te va  caer". Típico. En ese entonces yo lo tomé muy enserio, hasta que un día no pude  más y ensucié el polo. Sabía lo que me esperaba: gritos y correa. Decidí hacer algo que, ahora lo consideraría tonto, corte la parte manchada de mi polo para que mi mamá "no se diera cuenta". Luego de eso, escondí el polo debajo de mi cama y me lo cambié por otro. Al verme mi madre me preguntó porque me había cambiado de polo así por así. Y, usando su instinto de madre, lo encontró debajo de la cama. Si no hubiera sido por mi abuelita hubiera terminado escuhando unos gritos de mamá, ella solo me castigaba asi, nunca me hacia nada.

Ahora díganme: ¿Quién nunca dibujo al sol en una esquina del papel? ¿Quién nunca puso un interruptor en el medio para ver que pasaba? ¿Quién nunca le tuvo miedo a algo? ¿Quién nunca jugó a las escondidas? ¿Quién nunca compraba estampitas para llenar un albúm? ¿Quién nunca hizo su prpia mezcla para hacer burbujas? La infancia es todo eso y mucho más.

Entonces, ¿alguno de ustedes ya identifico una locura infantil? Todos lo hemos tenido créanme. Servirá para reírnos algún día.

Ojos de Búho prendiendo a caminar...con los zapatos en la mano

Ojos de Búho con su nueva perrita: la paca

 
Ojos de Búho estrenando cuarto y aprovechando para sonreir

miércoles, 22 de mayo de 2013

Un infierno en cuatro ruedas

Como varios dicen: "Para que haya un arcoíris, primero debe llover", esta frase se adecua a mi situación. No es que le tenga miedo a las combis, o que no quiera subirme por pitucosidad (nada que ver conmigo) sino que es incómodo y sales peor que vagabundo de esquina si no has estado sentado.

Así me pasó cuando regresaba a mi casa, acababa de estudiar el present simple, la verdad es que me llamó la atención, después de que el profesor pusiera un ejemplo de dos chicos perreando: They are perreing (en spanglish por supuesto). Luego de un par de bromas más salí hasta el paradero y esperé mi carro. Me voy hasta el Callao, así que vendrá lleno. Cuando al final llega uno me di cuenta que había acertado, estaba demasiado lleno que no entraba ni una respiración más y encima el cobrador seguía haciendo subir a más gente.

Cuando subí me acomode en un espacio pequeño, el cual fue invadido por varias personas después. Me sentía manoseado, acosado y con unas ganas tremendas de tirar al cobrador por la ventana. En ese momento yo estaba con mi maleta a un lado, con casaca en mano y un pie en desnivel con el otro. En eso una señora sube al carro. Cuando la vi me sorprendió su apariencia, venía en un vestido color carmín, unos zapatos de tacón mas grandes que yo y unas gafas de sol. No parecía que estuviera en la tercera edad. Empezó a caminar tambaleante por el bus y botó a varias personas en su camino solo para llegar al fondo. Si, entre esas personas estaba yo. Nisiquiera me caí, había tanta gente que era imposible.

La señora se ponía a observar a todos por encima de sus lentes de sol. Con esos tacones a lo chola chabuca no me sorprendería si se cae. La combi comenzó a avanzar otra vez, estuve como 15 minutos asi, que no podía ni sentir mis extremidades. La señora iba bien agarrada al tubo de fierro para las que iban parados, pero en eso pasamos por un bache, justo cuando la señor estaba revisando su cartera. La señora se resbala y hace caer a varias personas, incluyéndome a mi. Todas mis cosas se habían desparramado, a una chica se le había caído sus papeles , a un señor con cara gruñona se le perdió el celular, y un señor con una botella de gaseosa se mojó completito.

Luego de eso, no se si para bien o mal, la señora había perdido sus zapatos. Con el resbaladón que se dió no me sorprende, ya que se hizo una vuelta completa y termino tirada al piso de la combi. Tenía una esperanza macabra de que al cobrador le haya caído uno de sus zapatos en la cara, para que aprenda a no hacer subir a más gente de la que ya hay, creo que después de eso añadió a la lista de cosas que no pueden entrar a los tacones de gran tamaño. Ese día no fue el mejor, pero esa combi, de echo, era un infierno en cuatro ruedas .

¿A cuantos les ha pasado esto? No soy el único, eso lo sé. La señora me lo dijo.